MI ESCAPADA A LA INDIA: CADA DÍA UN REGALO
El 27 de enero de 2017 cumplí uno de mis sueños, viajar a la India.
Esta escapada de nueve días no ha sido solo un recorrido turístico por el norte de país visitando sus maravillas y alojada en hoteles de 5 estrellas. Este viaje ha significado una bonita experiencia importante en mi proceso de crecimiento personal. Una inmersión en la cotidianidad de Tiruvannamalai, una ciudad caótica y ruidosa, como la mayoría en este país pero con un magnetismo que te atrapa si consigues abandonarte, aceptando lo que “ES”, fluyendo con lo que “HAY” y dejando que cada día te sorprenda.
Unos días orientados a profundizar en los beneficios de la meditación y en el poder del silencio, que he tenido la suerte de compartir con buenas amigas y compañeras de viaje a las que me unen la pasión por el autoconocimiento y el deseo de mejorar el bienestar físico y emocional de las personas.
Tiruvannamalai, situada al sur de la India, cuenta con un reclamo que atrae a cientos de personas, maestros y peregrinos de todo el mundo: la montaña sagrada de Arunachala, considerada el ombligo espiritual de mundo. Una colina, según dicen, tan antigua como la historia de nuestro planeta y que transmite una energía que resulta casi imposible no percibir. Según la tradición, Arunachala es la materialización de la divinidad de Shiva, figura venerada y honrada con templos, rezos, cánticos, rituales, fiestas y peregrinaciones.
El sabio Ramana Maharshi, importante maestro espiritual hinduista precursor de la doctrina Advaita, fue morador de la montaña, primero en sus cuevas y más tarde en el Ashram que lleva su nombre, donde vivió hasta su muerte en 1950.
El ascenso a las cuevas de Virupaksha y Skandashram, realizado en silencio, con los pies descalzos, sintiendo el contacto con la tierra y la caricia de los primeros rayos de sol fue una auténtica experiencia de introspección.


La Pradakshina es otra de las peregrinaciones que se realizan en Arunachala y consiste en rodear la montaña caminando, unos 15 km, en las noches de luna llena. No pudimos hacerla nocturna pero si matutina lo que nos permitió disfrutar de un apacible amanecer salpicado por el canto de los pájaros y el crujir de nuestras pisadas. Otro regalo de la vida.
Las meditaciones y la vida diaria del Ashram de Ramana Maharashi, situado justo al pie de la colina, también son difíciles de olvidar y os aseguro que se añoran al regresar del viaje. Confío en que sus aromas, colores y sonidos permanezcan siempre en algún lugar de la memoria para ser rescatados a voluntad.


Recuerdo con especial cariño el concierto de Kyrtan, cantos devocionales a Shiva, al que asistimos en un acogedor establecimiento frecuentado por occidentales y que algunos días ofrece actuaciones en directo. Cantar mantras durante una hora y media con el resto de asistentes nos inundó de una sensación de paz indescriptible. La sorpresa añadida fue descubrir que tanto el cantante como el percusionista e incluso la violinista que integraban el grupo ¡eran catalanes!


Otra emotiva visita fue la que realizamos a las tribus de las montañas para conocer el importante trabajo que Esteve Humet, psicólogo clínico, humanista y la persona más sabia e inspiradora que jamás he conocido, en colaboración con Rosario, abogado hindú, realizan con los niños dalits de esta zona con el objetivo de darles escolarización y una carrera universitaria. El proyecto recibe el nombre de POPE TIDE.

¿Qué significa dalits? Tuvimos la ocasión de conocer el significado de esa palabra de primera mano porque Rosario también es dalit, un intocable en la sociedad de castas india. Este abogado tuvo la gran suerte de encontrar buenas personas que le ayudaron a salir de la realidad a la que estaba condenado para cursar una carrera universitaria. Ahora dedica gran parte de su tiempo y toda su energía, a luchar por el reconocimiento de los derechos de su gente para ofrecerles herramientas para conseguir un futuro mejor, respeto y justicia.
La realidad las tribus dalits es durísima; son invisibles, nadie se ocupa de ellos si no es para explotarles o arrebatarles lo poco que tienen, como, por ejemplo, los campos que han trabajado durante generaciones y que ahora el gobierno planea expropiarles aprovechándose de la falta de información y el analfabetismo de los agricultores de la zona.
Los padres de familia abandonan estos poblados para trabajar en las plantaciones de té del sur del país dejando a sus hijos en mano de los abuelos que hacen lo que pueden, que es poco. En esta zona no hay nada, ni agua corriente, sus habitantes no tienen acceso a la educación ni a la sanidad, viven un presente lleno de precariedades y les espera un futuro muy poco prometedor si no hacemos nada para cambiarlo.

Durante nuestra visita tuvimos el placer de asistir a la inauguración de una nueva escuela para niñas acompañados por las autoridades de la zona. Compartimos la jornada con las enfermeras que acuden periódicamente a controlar la salud de las tribus y con los niños y niñas de los poblados. Ellos nos contagiaron su alegría, sus risas y nos dedicaron diferentes actuaciones musicales durante la fiesta de inauguración. ¡Un regalo más!



En mi cabeza la idea de regresar a la India ya no dejará de estar presente. Me gustaría muchísimo. También me gustaría que los lectores que hayan hecho un viaje a la India de características similares a este utilizaran mi blog o mi perfil en la redes para comentar su vivencia. Estoy segura que ha influido en sus vidas de alguna manera porque en pocos lugares estar y ser son experiencias tan cercanas.