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Ser compasivos nos abre el corazón y nos hace más felices



“Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión…

si quieres ser feliz tú, practica la compasión”

Dalai Lama


¿Pero qué entendemos por compasión?

El Diccionario de la Real Academia Española, traduce compasión por el “sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias”. Como podemos ver, en esta definición predomina el sentimiento de pena o lástima por el otro desde una postura de superioridad hacia el que sufre y no de igualdad entre seres humanos. No ocurre así en la definición de compasión más frecuentemente citada en Mindfulness:

En palabras del Dalia Lama: “La compasión consiste en el deseo de que todos los seres sintientes estén libres de sufrimiento” .


En la tradición budista Mindfulness y Compasión se consideran las dos alas del pájaro de la sabiduría porqué ambas son necesarias para poder volar y alcanzar una vida plena y feliz.


Sin duda la atención plena nos ayuda a tomar conciencia del sufrimiento propio y ajeno. La práctica compasiva nos conecta directamente con nuestro corazón para situarnos en el lugar del otro, nos ayuda a dejar de mirarnos el ombligo y a levantar la vista para ver lo que ocurre alrededor. Y entonces se produce la magia, nos conectamos con nuestro mundo emocional para sentir cómo los demás están viviendo su sufrimiento y manifestamos el deseo de hacer lo posible por aliviar su dolor.


Cada vez que nos acercamos a alguien que nos necesita ponemos en marcha el músculo del corazón. Al ofrecer nuestra ayuda honesta, sincera y desinteresada nos invade una profunda paz interior. Tomamos conciencia del concepto de humanidad compartida, de que no estamos solos y de que nuestro dolor lo están experimentando millones de personas ahora, en el pasado y lo seguirán experimentando en el futuro.


Abrir nuestro corazón nos hace más humanos y favorece actitudes positivas ante la vida como la empatía, la amabilidad, la resiliencia o la alegría. Además, los beneficios de la práctica de la compasión impactan sobre la salud física, mental y psicológica de las personas de forma muy importante. Ser compasivo mejora la conexión social y familiar, a nivel físico actúa positivamente fortaleciendo nuestro sistema inmunitario y aumenta la sensación de bienestar general.


En el campo de la neurociencia se ha comprobado que la práctica de la compasión provoca cambios beneficiosos en el cerebro, tanto en estructura como en función, y en el de la psicología se recomienda para disminuir los síntomas de la depresión, la ansiedad y la autocrítica.


Estos son algunos motivos por los que, a partir de hoy, os invito a descubrir, desarrollar y experimentar su mundo compasivo, estoy segura de que ganaremos en felicidad y paz interior.


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