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MALETAS DE IDA Y... VUELTA


Ya estamos aquí de nuevo. Reanudar. Retomar. Regresar…y Sumar.

Ha finalizado prácticamente el verano y con él las vacaciones. Las nuevas formas de vida y sobre todo los nuevos ritmos del trabajo han variado en cierta forma esta tendencia y las fechas que delimitan los periodos vacacionales suelen ser más flexibles. Pero se mantiene, aunque sea psicológicamente, el mes de septiembre como el umbral del otoño y el regreso a la rutina vital.

El cuerpo experimenta cambios importantes al pasar de un ritmo de vida (alimentación, tipo de actividad, horas de sueño) a otro. El día se hace más corto, menos horas de sol y, a pesar de los cambios climáticos mundiales algo azarosos, descienden las temperaturas. Sin duda notamos estos cambios, pero en principio hemos regresado descansados, relajados y con fuerza renovadas para afrontar el último tramo del año.

Pero no siempre este tradicional retorno resulta lo óptimo que se espera. Lo cierto es que no depende tanto de lo que hayamos vivido durante las vacaciones sino de lo que dejamos antes de ellas y reencontramos ahora. Las vacaciones ¿han sido un paréntesis para posponer tareas o retrasar decisiones importantes? ¿hemos conseguido tranquilizar nuestra mente y nuestro espíritu solo por unos días? ¿cuánto durarán los efectos de ese asueto?

Pienso en las maletas que llenamos para llevarnos en nuestros viajes y desplazamientos vacacionales. Rápidamente metemos en ellas lo que nos parece necesario para esos días de vida “provisional”. Hoy os propongo el ejercicio inverso. Hacer las maletas para volver. ¿Las vamos a llenar con lo mismo? Por decirlo con otras palabras: ¿vamos a volver con el mismo “equipaje” con el que nos marchamos?

Tal vez sería una buena idea haberlas traído un poco más vacías o con cosas nuevas para que el regreso signifique algo más que seguir la rutina de siempre, para que signifique haber averiguado cómo poder afrontar nuestros asuntos un poco mejor de como los dejamos.

No sé si has visto nuevas puestas de sol, has conocido un pueblo o una ciudad nueva, otras personas y costumbres, has visto nuevas películas o leído nuevos libros, has descubierto una nueva afición o un restaurante nuevo con sabores nuevos… sea como sea pienso que no podemos pretender que todo siga siendo igual que cuando nos marchamos.

Os deseo un feliz regreso y unas maletas llenas de novedades que “sumen” en vuestras vidas.

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