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PON TU MENTE A DESCANSAR

¿Dónde vas de vacaciones? ¿Con quién? ¿Tu compañero de trabajo querrá cambiarte los turnos para poder salir un día antes de viaje? ¿Has comparado el precio del apartamento? ¿Has visto las ofertas de vuelos? ¿Te devolverán el dinero de la reserva si cambias de opinión? ¿Has sacado las maletas del trastero? ¿Te valdrá el bañador del año pasado? ¿Quién se quedará con el gato? Si a los niños les han quedado asignaturas pendientes ¿es bueno que estudien en verano?...


Podría seguir pero seguro que vosotros mismos podéis completar la lista de interrogantes y, por qué no decirlo, agobios que nos presionan ante la llegada de las míticas vacaciones de verano. Que levante la mano quien no ha pasado por alguna de estas peripecias, o similares, en el momento en el que, se supone, hay que relajarse del estrés del todo un año de trabajo. Personalmente me asombra que cada año, al regreso de esas supuestamente idílicas vacaciones, se escuchen por todas partes frases como: ¡qué ganas tenía de volver a la normalidad!


Ay, ay, ay… ¿puede que algo no lo estamos haciendo demasiado bien? Es necesario reflexionar un poco y reconocer si es posible que nos estemos agotando al organizar nuestros días de descanso. O nos estresemos buscando las mejores opciones en medio de la avalancha de ofertas de ocio que nos invade. Como en otros aspectos de nuestra vida, nos obsesionamos en conseguir las vacaciones perfectas. Y es normal que queramos pasarlo bien pero, si lo pensamos con calma, tal vez sea más sencillo de lo que parece y no tengamos que dejarnos la vida en ello.


Viajar es fantástico, conseguir buenos precios es deseable, tener organizada la intendencia del hogar está bien y preocuparse por el ocio de los niños es importante… todo bien mientras que no estemos haciendo cosas que no queramos hacer.


Una hamaca, un refresco, una buena compañía y los niños jugando con los amigos en el parque (solo por poner ejemplos sencillos y cercanos)… pueden ser el paraíso. Cualquier actividad que nos ayude a descansar, a desconectar, a hacer cosas diferentes… puede ser el paraíso. Y, sinceramente, a veces ese lugar que tan bonito se ve las fotos de los portales de viajes o en los catálogos de las agencias… puede ser el infierno.


Sea como sea, os deseo una buena y tranquila elección y que, al regresar, no tengamos que darle la razón al ensayista norteamericano Elbert Hubbart que aseguraba : “Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas”.

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