De TÚ a TÚ con SNATAM KAUR
9 de marzo 2018
Entrevista Snatam Kaur
by Elisenda Camps
Todavía me siento impresionada y agradecida a la vida por haber tenido la oportunidad de conocer de una forma tan íntima y cercana a Snatam Kaur, la reconocida cantante de mantras de fama internacional que podemos escuchar en centros de yoga, meditación, escuelas, películas y en muchas de nuestras casas o lugares de trabajo.
Su visita a Barcelona y el concierto que ofreció el pasado 11 de marzo en el Auditori del Fòrum, ha dejado una estela de paz, amor y luz que perdurará por mucho tiempo. Ver a casi 3000 personas cantando sus canciones y vibrando con sus mantras es una experiencia única. Un público entregado y convencido de que un cambio de consciencia está aconteciendo y de que, si sumamos y elevamos nuestras energías, podremos conseguir un futuro sostenible a todos los niveles.
Algunas personas también tuvieron la oportunidad de asistir al Taller “La voz del alma” que Snatam Kaur impartió el día anterior al concierto. Una ocasión única para aprender sus enseñanzas y sentir su maravillosa presencia.
Desde hace años recorre el mundo con su celebrado Peace World Tour que incluye actuaciones en escuelas, hospicios y centros de menores entre otros. También, desde 1996, Snatam Kaur es Embajadora de la Paz de la ONG de Naciones Unidas, concretamente de la Fundación 3H0.
Su amplia y mítica discografía y su libro Original Light, se han convertido en objetos de culto para muchos.
Hoy quiero compartir con todos vosotros/as la bonita charla que mantuve con Snatam Kaur un par de días antes del concierto. Espero que os toque el corazón tanto como a mí.
Sat Nam
De TÚ a TÚ con SNATAM KAUR
Snatam naciste en Trinidad, Colorado, en el seno de una familia de músicos que practicaban yoga, meditaban y cantaban mantras… una familia nada convencional. ¿Qué recuerdos tienes de tu infancia? ¿Cómo te influenció crecer en una familia tan marcadamente espiritual?
Mis padres practicaban cada mañana, eran muy disciplinados. Conservo recuerdos muy positivos de esa época sobre todo de cuando nos mudamos a Long Beach a una comunidad Sikh. Vivíamos justo delante del mar y muchos días realizábamos la práctica en comunidad, con mi padrino y más niños. Después de la práctica el padrino jugaba con todos los niños que nos encontrábamos allí y nos divertíamos muchísimo… ¡fueron momentos muy felices!
Ahora yo también tengo una hija y junto con mi pareja nos esmeramos mucho para que ella también pueda disfrutar de esas sensaciones, de esos momentos de felicidad que yo recuerdo con tanto cariño.
Queremos que tenga también esas improntas (samskaras) tan hermosas y positivas a través de la práctica y la convivencia diaria con nosotros.
No recuerdo a mis padres teorizando sobre lo que era espiritual y lo que no, sino que podía sentir la paz y la espiritualidad que fluía en ellos de forma natural en el día a día.
Tengo entendido que tu madre fue tu primera profesora de música ¿qué aprendiste de ella?
Mi madre me enseñó a tocar diferentes instrumentos y a cantar, lo hacíamos juntas, tengo muchas y bonitas experiencias con mi madre en este sentido. Al principio no fue fácil, yo era muy jovencita y quería hacer cosas diferentes, necesitaba mi espacio personal. Pero siempre tuve la certeza de que el alma de mi madre tenía muy claro que debía transmitirme un legado, una enseñanza. Por ello siguió insistiendo desde el amor. Eso hizo que después esta relación de madre-profesora fluyera de forma natural entre nosotras.
La comunidad espiritual a la que pertenecíamos nos ofreció muchas oportunidades para cantar juntas, no solo como madre e hija sino también compartiendo los cantos sagrados con el resto de integrantes. La vida en comunidad favorecía la práctica diaria, la hacía más fácil y más enriquecedora.
¿Cómo te transmitía tu madre sus enseñanzas?
La transmisión de las enseñanzas de mi madre se dio en diferentes niveles. Por un lado a través del ejemplo, recuerdo cuando la observaba sanándose con los cantos sagrados, sintiendo la vibración del mantra y el vínculo que creaba entre nosotras. De esta forma me transmitía el espíritu de la práctica.
Otro nivel de enseñanza era la experiencia de cantar y experimentar juntas y por supuesto también tuvo su importancia la transmisión oral de todos sus conocimientos, la parte más teórica de la enseñanza.
¡Recuerdo que mi madre también era muy ocurrente! Cada día practicábamos el alfabeto Gurmukhi, el lenguaje sagrado de los sikhs, de una forma curiosa. Cada día me llevaba en coche a la escuela y me había pegado en el asiento delantero, justo delante de mí, un cuadro con el alfabeto y así durante el trayecto ella me iba preguntando las letras y yo aprendía el lenguaje a través del juego.
Snatam, tu madre encontró la luz y la sanación a través de los cantos sagrados en un momento difícil de su vida. ¿Cómo lo viviste tú esa etapa? ¿Eras consciente de ello?
Mis padres pasaron una época compleja en su relación de pareja y recuerdo a mi madre en diversos momentos del día, entonando unos mantras determinados. Estos la ayudaban a sanarse y eso dejó en mí una profunda huella. Aprendí y entendí el poder sanador de los mantras y los cantos sagrados.
Mi madre cantaba con devoción a la divinidad para sanarse y ahora es algo que yo también practico. Con mi padre, que ahora ya no es sikh, sigo sintiendo la misma conexión que antes cuando lo era.
Tus padres eran alumnos del reconocido maestro espiritual Yogui Bhajan, la primera persona que introdujo el Kundalini Yoga en Occidente. ¿Qué recuerdas de él?
Aprendí muchísimas cosas de Yogui Bhajan, aunque también recuerdo que fue muy duro conmigo, muy exigente. Él, como maestro, venía a nuestra comunidad dos veces al año y yo asistía a sus clases incluso de muy pequeñita. Los niños eran siempre bienvenidos a sus clases, ya fueran bebés o adolescentes. De hecho en muchas de las grabaciones que existen de sus clases se pueden escuchar de fondo niños llorando o jugando.
¿Qué fue lo más importante que te enseñó Yogui Bhajan?
En todas y cada una de sus clases recibí pequeños tesoros en la enseñanza del Kundalini yoga. Experiencias y valores accesibles a cualquiera que asista a una clase de Kundalini. Una de las cosas más importantes que me enseñó fue a estar consciente y presente, sentirme dentro de mi propio cuerpo.
Un día tuve una cita con él y le expliqué que me sentía mal porque no era capaz de encontrar el amor de mi vida. Yo era joven y estaba siempre preocupada por problemas amorosos con los chicos de mi edad.
Entonces él, metafóricamente, actuó como un león y se dedicó a desgarrar mi ego a zarpazos y arañazos, en ese momento fue terrible para mí. Entonces en mitad de esa lucha, me explicó que el verdadero amado, era uno mismo, que mi verdadero amor estaba en mi interior y ahí es donde tenía que buscarlo.
Fue duro, ¡pero valió la pena!
Aunque te licenciaste en bioquímica decidiste seguir tu carrera musical y el camino de la enseñanza del Kundalini Yoga. Precisamente en este tipo de yoga, el sonido y los mantras son herramientas muy poderosas. ¿Podemos llegar a erradicar nuestro ego con su práctica?
No hay herramienta más directa y rápida que el mantra para conseguirlo, para encontrar nuestro centro. Es el verdadero camino para atravesar el ego y llegar a la esencia. Pero ocurre que hoy en día hay mucho dolor en las personas, existe un sufrimiento inmenso, sobre todo en las personas que ya han empezado su camino espiritual. Esto sucede porque estas personas siguen conectadas a la maya, a la ilusión, pero a su vez también están enraizadas y por eso su dolor todavía es más profundo, más hondo. Esta relación que todavía no se ha roto del todo, este estar en medio de los dos mundos, incrementa ese dolor.
Además existe otro problema añadido, hay mucha gente que tiene muy clara la teoría: todo es amor, soy uno con el universo, etc. Pero sus mentes siguen instaladas en el ego, y realmente no tienen ni idea de lo que es realmente la meditación. Por mucho que digan que saben, por grande que sea el disfraz en el que se envuelven, todo es falso, es un engaño y cualquiera puede ver que están mintiendo, que su actitud no es auténtica.
Cito textualmente una bonita frase tuya “somos como instrumentos y cuando uno toca la cuerda correcta se escucha la voz interna, la voz del alma” ¿Cómo podemos lograr conectar con nuestra verdadera esencia Snatam?
Practicando, cada día, Kundalini Yoga para abrir y limpiar los canales energéticos de nuestro cuerpo. Hay que trabajar para poner el sistema glandular a punto. Primero tenemos que encontrar nuestro centro, el equilibrio para acallar la mente que parlotea sin parar.
El mantra viene después, es la herramienta que nos permite disfrutar de la conexión que hemos conseguido anteriormente con el trabajo a través del yoga. Esta es la manera correcta de hacerlo.
Tu sonido sana y transforma a quien lo escucha. Cantar en grupo, como en tus conciertos, es una experiencia muy especial. Tú defiendes que las parejas y las familias canten juntas ¿Por qué lo consideras tan importante?
Los cantos funcionan desde el amor y la inocencia y esto ayuda a despertar esas sensaciones en nosotros. Aunque a veces practicar en comunidad tiene sus inconvenientes y puede interferir en la práctica, esta dificultad, sin duda, nos ayudará a regresar a nuestro centro una vez tras otra.
Practicar en comunidad es diez veces más poderoso que hacerlo solo. La práctica con otras personas nos ayuda a conseguir más presencia y profundidad hacia nosotros mismos.
Creo que es bueno favorecer estos encuentros en grupo, crear estos ambientes y mucho mejor si podemos hacerlo de forma altruista, sin intercambio económico, para expandir la práctica y dar oportunidades a las personas.
El trabajo de seva, o intercambio, también nos ayuda a sanarnos.
Mantuviste una bonita relación con Siri Gobind Kaur creadora y fundadora de Shunia Yoga, los organizadores de tus conciertos, fallecida desgraciadamente hace un año. Ella consiguió materializar tu primer concierto en BCN. ¿Cómo fue esa experiencia para ti a nivel personal y profesional?
Nos conocimos y rápidamente se propuso organizarme un concierto en Barcelona y así fue. Siri Gobind Kaur consiguió la catedral de Santa María del Mar, con capacidad para 900 personas. Yo pensé que no se llenaría de ninguna forma, que era totalmente imposible… pero sí, lo consiguió, el día del concierto todas las sillas estaban llenas. Cuando le pregunté cómo había hecho, qué tipo de marketing había utilizado, me dijo que se lo había pedido a Gurú Ram Das y que él lo había hecho todo, insistía en eso… sí o sí, que había sido la divinidad.
Para mí, esta fue una gran lección. A veces, desde nuestra mente escéptica, pensamos que las personas que tienen fe absoluta en Dios están un poco locas y la verdad es que los que estamos locos somos los demás por no creer en él.
Ese día yo estaba muy asustada y no me sentía capaz de cantar, estaba aterrorizada por la responsabilidad que eso significaba.
En aquel momento, Siri me tomo de la mano como si yo fuera una princesa, levanto nuestras manos hacia el cielo y me sacó al escenario mostrándome delante de todos. Entonces mi estado cambió y ¡me sentí empoderada como una reina!
En ese momento aprendí como una mujer debe presentarse en el escenario de la vida. Siri me ofreció tres grandes regalos: la fe, la luz y la humildad.
Precioso, Snatam…
Creo que las mujeres perdemos mucho tiempo pisándonos las unas a las otras, luchando y compitiendo, en lugar de elevarnos como reinas las unas a las otras. Las mujeres tenemos un poder inmenso, del que muchas veces no somos conscientes, y debemos ayudarnos entre nosotras.
Sin duda este es un bonito y profundo mensaje para todas las mujeres que, además, hace pocos días, hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer de una forma muy activa y comprometida. Y gracias a dos mujeres como Siri y tú, el próximo domingo 11 de marzo podremos verte y escucharte en concierto en el Fòrum. Muchísima suerte y gracias por existir, por tu luz, tu presencia y por ser fuente de inspiración para muchos de nosotros.
Sat Nam, Elisenda y bendiciones.
Una conversación inolvidable
La paz personificada, Snatam Kaur
Con mi amiga Neus Valencia a quien quiero agradecer su amistad y colaboración en este encuentro.