MI MENTE SIN MI O CÓMO CONOCER MEJOR LA FAUNA QUE NOS HABITA
MI MENTE SIN MI O CÓMO CONOCER MEJOR LA FAUNA QUE NOS HABITA
Un libro de Jenny Moix que nos enseñará a hacernos amigos de nuestra mente
Hace unos meses la psicóloga y escritora, Jenny Moix, publicaba un libro con un título y un subtítulo inquietantes: Mi mente sin mí. Lo único que falta en tu vida eres tú (Editorial Agilar, 2018) Rápidamente sentí ganas de leerlo, sobre todo con la recomendación que el periodista Gaspar Hernández hacía desde el prólogo:
“Si estás cansado de vivir atrapado dentro del parloteo de tu mente, este es el libro que estás buscando. Lee y respira”.
Errantes y esclavos de una mente errática. Así es como nos estamos volviendo cada día más por culpa de una serie de ansiedades y premuras que nos atacan desde no sabemos muy bien dónde y no sabemos muy bien porqué.
De forma sencilla, amable y directa la autora nos ayuda a responder estar preguntas y nos explica que cada ser humano es en realidad dos entidades: el yo y la mente. Y, por desgracia, no siempre se da el deseable equilibrio entre ambas. La mayoría de las ocasiones es la mente la que toma el mando y tanto puede hacerlo para llevarnos hacia la luz como hacia el más negro de los abismos.
El libro nos conduce a la identificación y el reconocimiento de esta dualidad mediante reflexiones elaboradas pero comprensibles porque, como también señala Gaspar Hernández en el prólogo, están hechas desde la primera persona y expresadas con sabia sencillez. (Me permito aquí un espolier para deciros que el libro está plagado de relojes de arena como símbolo que señala una propuesta de actividad, comprobación o ejercicio que nos acercan a la teoría desde la experimentación en nosotros mismos.)
De la mano de la autora, llegaremos a la conclusión de que la obra de nuestras vidas se desarrolla en un escenario en el que el yo es el foco y la mente es… ¡¡el mono!! Sí, lo habéis leído bien. Un mono saltarín y no siempre simpático que brinca de pensamiento en pensamiento, las más de las veces sin ton ni son, de forma caprichosa e inútilmente intrincada. Porque como dice una de las valiosas citas que recoge Jenny Moix para nosotros:
“Mi vida ha estado llena de desgracias terribles, la mayoría no pasaron nunca”.
¿No me digáis que Michel de Montaigne no dio en el clavo con este pensamiento? Quién de nosotros no se ha sentido desgraciado y vencido antes de tiempo al haber vaticinado, augurado, presagiado lo peor de una situación futura cuando, a fin de cuentas, todo ha sido más sencillo y positivo de lo que creíamos.
Intercambio frase de ensayista antiguo por frase de autora, para mí una de las más brillantes de este libro lleno de aciertos es: “la felicidad depende de una mente que se pasa el día deambulando por donde le apetece. Y según el lugar al que vaya, el cuerpo se llena de tristeza, de rabia, de desesperación… ella se dedica a pasear y nosotros vamos reaccionando sin parar en función de los lugares que visita.”
En definitiva, vamos tras el mono y nos cuesta horrores amaestrarlo. Pero si solo fuera eso. Moix nos muestra que nuestros pensamientos se comportan a veces como un pájaro carpintero, repetitivo y machacón, como un loro que solo repite y repite lo que oye, pero en realidad nunca sabe lo que dice, como un cuervo ladrón, como un depresivo perro negro... Más allá de la zoo-metáfora brillante, cada uno de estos comportamientos se nos explica en función de su base fisiológica y neurocientífica acercándonos a la raíz de cada uno de los problemas. Así se abordan también las reacciones de la mente en el momento de los sueños, la manera de dirigir la mente mediante la meditación y la atención plena, los modos de conectar y desconectar con nuestro entorno, las virtudes y trampas de lenguaje…
Podría seguir y seguir desvelando los temas y planteamientos de Mi mente sin mí, pero no. Me detengo para pediros que os hagáis un favor y que os entreguéis a su lectura con atención. No constituirá ningún esfuerzo porque, insisto, está escrito con rigor y amenidad a partes iguales. Se trata de una obra de divulgación, no de un ensayo médico, pero seriamente avalada por el rigor bibliográfico de las fuentes manejadas por Jenny Moix y por sus sólidos razonamientos.
Quisiera haberos hablado antes de este excelente trabajo, pero precisamente me he tomado el tiempo necesario negándome a caer en uno de los errores de los que se habla en el libro: leer los libros en diagonal, sin detenernos en las frases. O lo que es peor, caer en el tsundoku que es la palabra con la que los japoneses nombran el fenómeno de comprar libros para después no leerlos.
No, resistámonos a ser engullidos por el parloteo de nuestra mente, por la necesidad de abarcarlo todo sin entender ni disfrutar nada. Abramos sin miedo las puertas de nuestro zoo particular y que salga a airearse la fauna que habita nuestra mente.
Os dejo con una de las citas que abundan en el libro, todas preciosas. Esta de Juan Ramón Jiménez es una joya:
“No corras, ve despacio, que donde tienes que ir es a ti mismo”.