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BIENESTAR EN CLAVE DANESA: el hygge


He de comenzar por decir que no me gustan mucho los rankings porque pienso que, en más ocasiones de las que nos creemos, las cifras pueden ser engañosas. Pero me ha llamado la atención el dato de que Dinamarca ocupa, desde hace tiempo, los primeros puestos del World Happiness Report Update, es decir, que al parecer es uno de los países del mundo en donde las personas son más felices. Qué cosas. Yo había escuchado que en el norte no se tiene un sentimiento tan lúdico festivo de la vida como en el sur. Pero, además de que posiblemente esa afirmación tenga mucho de tópico, también es más que probable que no todo en esta vida se base en la fiesta y el sol.

Me entero de que el motivo de esa felicidad, con D.O, se encuentra en ciertas políticas seguidas por los gobiernos daneses, desde el siglo XVIII, para ayudar a la población a recuperarse de un duro periodo de guerras locales. Sorprendente origen de un concepto, el hygge, situado entre la filosofía de vida y las políticas sociales.


Para saber más resulta básico leer a la escritora inglesa Charlotte Abrahams que se dedicó a investigar esta forma de vida descubriendo que la base es la conciliación de la vida personal (sobre todo familiar) con la vida laboral y social. Todo depende de la armonización. Una de las premisas es resignificar el espacio del hogar y dar más valor al tiempo que pasamos con nuestra gente. A partir de aquí, existen muchas actitudes que nos pueden ayudar a tener una vida más hygge.

Y como la caridad bien entendida empieza por uno mismo, podemos ir avanzando con detalles mínimos y al alcance de cualquiera: convertir las comidas en un momento de tranquilidad y celebración, disfrutar de los placeres de un paseo corto, tomar un baño relajante, de vez en cuando, en lugar de la habitual ducha rápida, quedar con los amigos para tomar un vino o, si no podemos, tomarlo mientras hablamos por teléfono, decorar la casa con objetos hechos por nosotros mismos, cocinar por lo menos una vez a la semana esos platos que nos vuelven locos… ¿Qué opináis? ¿Suena bien? No parece imposible seguir, sino todas, algunas de estas sugerencias. Tampoco hace falta obsesionarse y pretender que en poco tiempo vamos a conseguir tener una vida y una familia perfectas. Hablamos de pequeños cambios. Tampoco se nos escapa que, en ocasiones, las circunstancias no ayudan. A los daneses les acompaña un contexto político económico muy bueno que sin duda favorece este estilo de vida más slow. Pero precisamente, cuando vivimos momentos problemáticos, poner en marcha pequeñas estrategias de compensación puede ser muy gratificante.

La verdad es que mientras iba enumerando esta serie de sugerencias me he dado cuenta de que tienen mucho que ver con conceptos en los que siempre acabamos desembocando: atención consciente, vivencia del momento presente… es decir mindfulness. No, no es que esté barriendo para casa o llevando los temas a mi territorio; pero no hay duda de que, en nuestra búsqueda de una vida más plena, siempre será necesario ese paréntesis que nos invita a detenernos y pensar, a saborear los momentos y a valorar lo que tenemos. Se llame Mindfulness , Hygge o cualquier otra tendencia con similares principios.


Aprovechando que por aquí ya comenzamos a tener temperaturas semi-danesas, os invito a pasar un invierno hygge. Y ya me contaréis.




Pd. Porque se han convertido en best sellers, os serán muy fáciles de encontrar los libros de Meik Wiking, director del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad de Copenhague. El primero: Hygge, la felicidad de las pequeñas cosas. Además ya veréis que tienen un diseño totalmente acorde con su contenido. Cuestión de detalles, otra vez.

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